jueves, febrero 24, 2005

En silencio

Era un personaje solitario. Con sus ojos invitaba a la compañía.
Pero rara vez dejaba apreciar su mirada.

Se lo veía siempre absorto en su libro. En su café.
Se sentaba en la última mesa. Junto a la ventana.

Llegaba a horarios distintos cada día.
Nunca muy tarde. Nunca muy temprano. Todas las mañanas.

Jamás lo escuché entablar conversación alguna.
Parecía petrificado en la misma página.

Un día me acerqué a su mesa. Me miró y me senté.
El silencio sentenció el resto. No hizo falta más nada.

Cada día, nos encontramos en el bar. De frente. Largo rato...

Creo que porque sin conocernos, la vida se hace más fácil.
Creo que porque al mirarnos, nos sentimos a salvo.
Creo que porque finalmente, sobran las palabras.


*Dedicado a "Ricardo Rubén".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quisiera haber sido depositario de tales versos.
Ojalá alguna vez me hubieses dedicado algo así.