miércoles, marzo 16, 2005

-18- Un poema de Oliverio Girondo

Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros.
Llorar la digestión. Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas y las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma. La camiseta.
Inundar las veredas y los paseos y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
Si es verdad que los cacuies y los cocodrilos no dejan de llorar nunca.
Llorarlo todo, pero bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorar por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
Llorar todo el insomnio y todo el día!

Oliverio Girondo nació en Buenos Aires en 1891. Escritor y dramaturgo, publicó "Veinte poemas para ser cantados en tranvía" (1922), "Calcomanías" (1925), "Espantapájaros" (1932), "Interlunio" (1937), "Campo nuestro" (1946) y "En la masmedula" (1956). Muere en Buenos Aires en Enero de 1967.-

Ediciones El Rinoceronte. Noviembre de 200-Febrero de 2001. Buenos Aires. Primera edición 5 ejemplares.

(Gracias Javi!!!!!!!)

1 comentario:

Hernan dijo...

Gracias Javi, gracias Lacra.
Es mi poeta preferido. El de Cabecera. El que escribió mucho antes y mucho mejor todos los sentimientos que en esta vida y mente contradictoria que llevo y tengo me han encontrado tantas veces.