domingo, marzo 27, 2005

Volver al origen

El campo es "mi" lugar de origen. Salí temprano, cuando el rocío matinal todavía se notaba en el ambiente. Tomé unos mates, pasé por el galpón y fui a buscarlo.
Whisky está siempre suelto. Nunca tuvo buen carácter, pero jamás le faltó actitud.
Me olió llegar y paró las orejas. Relinchó y como acostumbra desde que somos amigos empezó a correr en círculos a mi alrededor. Nos conocemos hace mucho tiempo. Hasta casi podría decir que nos amanzamos juntos.
Mientras seguía sus bríos de "buenos días" con la mirada, escuché un cazal de teros enojados que gritaban cuidando su nido. Finalmente me acerqué y le puse el freno.
Ya se veía el sol.
A Whisky no le gusta que lo monten en pelo. Además, de potrillo tiene por costumbre corcovear y tirar a quien se digne subirlo; sobre todo si se le acercan con miedo.
Pero yo lo respeto y por ende él a mí.
Agarré las clinas blancas y di un salto. A la par saltó el y con un ritmo que conozco como si fuera mio, empezó a galopar.
Fuimos al galpón y lo ensillé. Siempre me gustó mi overo rosado. Un pelaje bien criollo.
La mañana pasó volando. Recorriendo los lugares adonde solía esconderme con mis caballos cuando era chica. Los mismos que recorro a caballo cada vez que necesito encontrar la soledad del campo. Cada vez que necesito pensar que nada cambia, que -de alguna manera- todos perduramos y que mi lugar recuerda el sonido de los pasos que he dado.

Volver al origen es encontrar una paz tan propia...es no olvidarse de la esencia e inclusive palparla...
A Whisky lo solté cercano el mediodía. Le hice unos mimos y me los devolvió suavemente, buscándome con el hocico en la espalda.
Lo volví a llevar a su potrero y le agradecí por su memoria, por su amabilidad y por su actitud bien predispuesta. Por llevarme y por traerme. Le agradecí por permitirme una vez más, llegar a lo más profundo de mi alma...

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