Sin querer queriendo

A veces, uno programa un "encuentro fortuito" con alguien, que vendría a ser algo así como un arreglo general entre amigos -por ejemplo- para que dos personas se encuentren.
Ahora bien, de repente, sin quererlo, sin buscarlo y sin programarlo, imagínense que el encuentro fortuito se produce. Entonces llego a un lugar y me encuentro con alguien a quien no esperaba ver, en condiciones en las cuales precisamente nunca hubiese querido y sin amigos/as que me amparen, o que templen el terrible momento.
-. Primera reacción: Cara de pócker. Saludo a la persona en cuestión como si nada ocurriese. Coloquialmente llamamos a eso "hacerse la boluda olímpicamente ".
-. Segunda reacción: Entablo una conversación trivial, evitando siquiera rozar ciertos temas. Lo que no debe obviarse aquí, es que ya hace un par de eternos segundos en los que el tono colorado de la cara me delata terriblemente.

Y como "en la cancha se ven los pingos", caigo en la triste realidad de que:
1.- La verguenza me supera y las mejillas me arden.
2.- La lengua me tiende una trampa y se traba constantemente.
3.- Las manos no funcionan y se me cae todo.
4.- Quisiéra huir pero la mejor excusa que se me ocurre es "me hago pis" y no estoy en una disco.

Entonces, un día más tarde y ya superado el trago amargo me pregunto: Hay algo peor que los nervios cuando alguien nos gusta????